Ediciones de las
Tres Lagunas
     
 
     

 

 

 

 

 

 

¡Qué paisano el Emiliano!

Estuvo mucho ocultado
desde el día que lo archivé,
hoy por fin lo rescaté
de su prolongado letargo
y procedí a editarlo,
para que nuestros lectores
que atinan por los mejores
motivos de entretención.
Aprovechen la ocasión
de comprobar lo que digo,
sumando un nuevo testigo
al justificar su atención.
Además quiero expresar
que su escritura es amena,
en ella encontrará temas
que jamás imaginó,
después que le doy vida yo,
Emiliano se lo ofrece
porque el lector merece
el mayor de los respetos,
conservando los afectos
que mis versos le prodigan
y al cerciorarse consigan
leer su libro predilecto.

El autor

ISBN 978-987-1211-92-0

 

Emilio Racca

Nací en Diego de Alvear, provincia de Santa Fe, el 22 de octubre de 1924.
Relacionado a mis versos, me es grato expresarles que datan sus narraciones de más de una década de haberlos formalizados.
Hoy, esquivándole al fracaso, mirando al cielo, espero deleitarlos con mis novedades, y por su modesta colaboración reciban mis lectores: ¡Mil gracias!

 

 

   
     

Afectos y reproches

Conjugar todos los verbos en primera persona, menos los contranatura.
¿De eso se trata?
Es una propuesta de vida, sólo una más, pero por cierto no la peor. Y quizá la más atrayente. Sobre todo si se cree que el mandato natural es algo de eso
            Se necesita alto voltaje interno y abundante coraje y aunque no seamos autitos chocadores, no debe rehuirse al confronte mientras se sostenga lo que sea, en tanto esto sea el resultado del yo, del superyo, del conciente, del súper conciente o del subconsciente o del “quéseyo”.
Haciendo, testimoniando, como dicen los pastores de noveles credos:
haciendo lo que se dice
diciendo lo que se piensa
pensando lo que se cree
creyendo lo que se siente
y todo eso, cada tanto, sometido a severa revisión y autocrítica.
No sea cosa que creamos ser el Niño Dios.
Cuando la criatura humana se estructura en torno a estos perfiles, termina delineando una índole, una personalidad, un carácter, un genio, una idiosincrasia… en definitiva, una personita que NO ES de baja estofa, que NO ES de baja ralea, QUE no es DE BAJA CALAÑA.
Es una flor de “mina”. Y si tengo que transar con menos, transo con: es una buena “mina”. Como aquella reina “Guillermina” de cuyo mote salió el perdurable adjetivo que califica a las mujeres con agallas.
Una “mina” que se involucra, que piensa y crea dentro de su “ego” saludablemente hermético y piensa y crea también cuando el “altro” le habla.
Que se mezcla con la gente.
Que se involucra con la gente.
Que se compromete con la política.
Que se entremete con la música.
Que se implica con el derecho.
Que se inmersa en la poesía.
Como es un poco “jovata”, ve las cosas con cierto escepticismo. Le cuesta creer, pero cree, se embala y termina encarando con el entusiasmo de una adolescente.
Es cualquier cosa menos una pesimista, de aquellas que dicen “todo está irremediablemente mal”
La vida le dio todas estas cosas, las aprovecha y las usa. Pero también le dio pesares. Uno especialmente, de una dureza espantosa. De un dolor casi irresistible, que dejó huellas imborrables
Se sintió humillada, vilipendiada, impotente, también a-bandonada y también acompañada.
Siguió creando. En el Parnaso nuestro es una estrellita insoslayable. Muchos la queremos mucho. Unos pocos la quisieron muy poco.
Me olvidaba… estoy hablando de Imelde Sans.

Juan José Fernández

 

La vida ha sido una constante en la prosa y la poesía de Imelde Sans. La vida como arma, como raíz, como razón, buscando “inquebrantablemente la paz, la hermandad y la armonía”. En estos parámetros, sin duda, se basa la enormidad de su literatura, y en actos permanentes de coraje y valentía frente al hombre y al planeta, se erige la genialidad de su verbo contra la injusticia y la violencia.
El amor ronda incesante entre luces y sombras, entre amarguras, tristezas y alegrías, porque el amor atrapado en la vida, como parte de la vida, como creador de la vida, se escapa a borbotones de cada palabra de esta obra conmovedora y emblemática.
La nostalgia no podía estar ausente y la plasma como un ejercicio a la memoria y a la ternura, con el dolor de las circunstancias y la dulzura del recuerdo.
Arde en la denuncia y se esclaviza a la pasión, al Ser, al vientre, a las entrañas de un mundo que la conmueve hasta las lágrimas y la desconcierta hasta la ira.
Celebra la amistad bajo los efectos de un esplendor sagrado que le impone su alma de poetisa, vibra en esa entrega como mujer despojada y engrandece la palabra ya agigantada por su significado.
En fin, Imelde Sans nos deja, como ya es su costumbre, la fuerza increíble de su lenguaje en este canto incesante a la vida.

            Héctor Pellizzi

ISBN 978-987-1211-94-4 

 

Imelde Sans

Imelde Sans: nacida en Junin, provincia de Buenos Aires, República Argen­tina el día 23 de setiembre de 1934. Cursó sus estudios primarios en "Los Cocos " provincia de Córdoba, estudios secundarios en el Colegio Nacional Rector Álvarez Rodríguez de la ciudad de Junín (B) y universitarios, en la Facultad de Derecho de La Plata (B), reanudados en la actualidad en el Centro Universitario Regional Junín dependiente de aquella facultad. En 1962 obtuvo el Primer Premio por su poesía "Miedo" en el Concurso organizado por "Asterisco " (Gente de Letras y Artes de Junín). A partir de entonces surge a la vida literaria como escritora constante, recibiendo premios tanto en su ciudad natal como en el exterior. Ha transitado otros carriles del arte, como son la música, la composición, el canto, acompañada por los maestros Juan José Martín, José María Sciutto, Héctor Zerillo, Enzo Ramos, Félix García, Antonio Duran. En plástica realiza trabajos de escultura bajo la guía y enseñanza de la notable ceramista local, Rosa María D' Istéfano. En el mes de febrero de 1974 fue distinguida por su mérito artístico en México D. F. ", en octubre de 1986, por ­la universidad "Para la Paz", en San José de Costa Rica; en 1988, invitada por la agrupación "Música per la pace ", en L' Aquila, Italia y por el poema "ajustate el pañuelo". En los festivales de la canción organizados en esta ciudad, durante los años 1973,1989 y 1990, obtuvo el primer premio en las tres ocasiones. Publicó en poesía los libros "Tiempo", "Motivos de Amor", "Paula", "Azul, Antología de la Nostalgia" y "Milvia". En prosa "El colaborador" (cuentos) y " Otilia", (cuento), ambos publicados en Brasil en 1984 y 1991 (gestión del poeta Héctor Pellizzi, radicado en Brasil), "Poemas anteriores" y en 2008 "Afectos y reproches". Integró las agrupaciones corales "Vocal J", "Nosotros" y "Giovedi"; en 1990 presentó "Doradas y violentas pertenencias", guión sobre libros de Susana Esther Soba, música de Enzo Ramos y Horacio Gambarte. La han acompañado a lo largo de su trayectoria y en las diferentes obras María Rosa D' Isanto, Fernanda Gatti, Omar Decarre, Gustavo Pérez, Fernando Rodríguez, Oreste Lapadula, José Raudino y Ricardo Biasella, entre otros. Integró las comisiones de "Asterisco", "Coart" y "Adej" y colaboró con "Asociación de escritores Juninenses", con un reconocimiento a la trayectoria  el 2000, y con filial "SADE" Junin (B). En 2005 fue reconocida por "Causa popular" (UCR) por su defensa de la democracia y los derechos humanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arácnidos

Cuando comencé a leer el original de Arácnidos para hacer el prólogo, en las primeras hojas ya me habían dado ganas de abandonar la tarea pensando que el autor está loco, muy loco. Recapacité fumando un cigarrillo y dije: no, los personajes son los revirados, sin duda se le escaparon de las manos a Omar Orrico Schelino, quizás al cobrar cuerpo lo amenazaron… Uno se pregunta –Pobre Omar, ¿cómo estará…? ¿Por qué no me lo dijo…? Esta serie de individuos entretejen tramas por ellos mismos, claro, ¿cómo no me percaté? Debería advertírselo que está en peligro, que pueden armar una cofradía y atentar contra él.
Me siento un poco agotado al seguir leyendo, recobro el sentido a medias y medito que tal vez se dio lo que debía darse y que no es otra cosa generada por el autor, dándole vida a esos seres que suelen andar mimetizados entre nosotros diariamente y me preocupa pensando en los vericuetos de la mente y poco a poco me vuelvo a dejar atrapar por la lectura con cierta precaución, pues lo macabro debe estar acechando renglones abajo.
Encuentro en el transcurrir fenómenos paranormales incluso y con cierta culpa, voy devorando la fría promesa de no confiarme, descubriendo la revelación que puede provenir de un teléfono y la magia que conllevan los centauros y las certezas de ciertas profecías y digo que sería mejor relajarme, entregarme a la crudeza del abismo y ponerle una manta al alma para que no se le melle con alguna que otra cicatriz a la que sin duda, a Omar colabora, pues uno se da cuenta que él es un cómplice, es más participe necesario, diría ya sin duda… Maniqueísta, hijo de mil trillona… Vuelvo a detenerme y se me comienzan a escapar necedades. Enciendo otro cigarrillo, comprobando que es el último del paquete y carajeo otro poco, pensando que no debí aceptar este ofrecimiento engañoso de prologar estos cuentos. Pienso en rechazar la oferta, pero, y si se venga y me somete Omar a incertidumbres futuras y mete su mano enguantada de cierta maestría a elucubrar trastornos tenebrosos… No, ya no confío en este tipo que creía ser su amigo, ya no, así que lo mejor es que uno siga pensando cómo quedar bien y zafar, después intentar no verlo nunca más, es peligroso. Parece inofensivo, pero nada que ver, lo acabo de descubrir… El tipo pretende taladrarte la razón. Te sumerge en un tobogán de venganza con infinitas pesadillas que pueden conducir a la demencia. Lo mejor es escribirle algunas cortas líneas en forma de prólogo y librarme de él, salir del estado catártico el que pretende impregnarme y volver a la vida cotidiana algo aburrida, es cierto, pero mucho más previsible. Huy, tengo las manos húmedas y la boca demasiado seca, miro el reloj y casi transcurrieron dos horas…
Omar Orrico Schelino birló dos horas de mí tiempo, entonces me termino de dar cuenta que él anda en cosas raras, magia negra, no sé… Termino de leer la última página al toque, me hago un café y poco a poco voy volviendo a mi estado natural, a mi cotidianidad y me empiezo a sentir relajado. Ya conseguí un sobre grande, pongo dentro sus originales y me digo que el sencillo plan que pergeñé no puede fallar. Son las doce de la noche y sigilosamente dejo en su jardín los papeles, mañana abandonaré la ciudad bien temprano, que el prólogo se lo haga otro si es que puede encatusar a alguno, yo me rajo, pero mucho me temo que Omar alguna cosa logrará sacar de la galera y no concilio el sueño, estoy preocupado. Ojalá lo edite pronto así comparto mis vicisitudes con otros.

PD. Desde la realidad, con el afecto de siempre, el deseo y el mejor de los éxitos te acompañen.

Néstor Casalino

Para consideraciones en torno de un género que goza de nu­merosos adeptos, deberíamos diferenciar el bien del mal pues la veta del horror se ha mostrado tradicionalmente en las láminas de la lujuria y lo mórbido. Derivaciones de lo que se conoce como li­teratura medievalista o gótica es el abandono de lo aparencial por lo psicológico, distinguiéndose con ello lo que es el horror del terror. Terror sería lo que proviene de lo ostensible, sea natural, extra natural o sobre natural. El horror, en cambio, ingresa en el mundo de la psique y revela hasta que punto una persona puede ma­nifestarlo sin que aquella aparencialidad sea el factor desenca­denante. A lo medieval, con sus oscuridades, nieblas, páramos y au­llidos, le sucedió la luz y el confort del mundo actual donde los crímenes más aberrantes crean la dosis desequilibrante necesaria.
Contadísimos escritores argentinos se han dedicado al género y son preferentemente escritores anglo sajones. Los ejem­plos más elocuentes del terror son las obras de Mary Anne Shelley y Bram Stoker. Si bien la primera es un cuento y la segunda una no­vela, ambas representan lo que años después el cine popularizara.
En nuestro vernáculo medio creo que es disculpable mi igno­rancia porque no conozco a ningún escritor aplicado a este menes­ter, y con la autorización del autor de este libro, puedo sí sumar un modesto aporte personal que titulé "La Versión de Damiano", del año 1970. Pero sí es el caso de Ornar Orrico Schelino, un escritor que comenzando con la poesía pronto dispuso la proa hacia la na­rrativa, especialmente a la del horror. Autor de varias novelas (en su mayoría inéditas) reunió un puñado de cuentos y es el fruto de este libro donde un marcado itinerario de calamidades puede merecer la atención lectora.
El mórbido género del terror y del horror ha logrado el desmerecimiento del gran público, quien lo señala como un género menor reñido con el fundamento de la razonable credibilidad. Creo que este argumento, decididamente endeble, pone de manifies­to la debilidad de pretender separar la ficción de la realidad. Muchas cosas y hechos que hasta no hace muchos años parecían pertenecer a la ficción, hoy son realidades tangibles. Además pre­tender que la ficción es sólo lo inexistencial, resulta burdo. Si la fe factibiliza las religiones, la ficción justifica la rea­lidad, caso contrario tendríamos que suprimir "El Quijote".
En este libro Orrico Schelino es expresivo y muestra la ne­cesaria intuición para orientar su narrativa a lo conmovible del lector.
La aprobación o el rechazo, pienso que puede llegar a depender de un estado del ánimo. Ojalá no nos equivoquemos.

Roberto Cánepa Leiva

ISBN 978-987-1211-87-6 

 

Omar Orrico Schelino

Omar Orrico Schelino nació en Junín, provincia de Buenos Aires.
Cuentista y novelista. Sin embargo su primer libro fue de poesía y utilizó un seudónimo. La obra fue titulada "Un Punto en la Tierra", editada en la ciudad de Rojas en 1975.
Participó en dos antologías del Taller Literario de Junín. La primera en 1985 y la segunda titulada "Impromtu para 14 autores" en 1992.
Coautor junto a prestigiosos escritores y escritoras del libro "En nombre de la Prosa" (1995).
El 6 de abril del 2002 recibió "Mención de Honor" por su narrativa, otorgado por el Instituto Cultural Latinoamericano.
En el segundo Certamen Nacional de Cuentos y Poesía JUNÍNPAIS 2003 alcanzó a recibir otra "Mención de Honor" con los cuentos "Una fría promesa” y  "Con la cicatriz en el rostro", incluidos en este volumen.
Editorial Aries lo premió en Elegidos 2004, con "Mención Especial" en el genero de narrativa.
Premio en "Letras del Mundo" en el VI Certamen Internacional de Poesía y Narrativa organizado por Editorial Nuevo Ser. (2005)
IV Concurso Internacional de Poesía y Narrativa 2006 - 2007 Instituto Cultural Latinoamericano: Premia al autor Omar Orrico Schelino con el quinto premio en narrativa.

   
     

El camino perfecto

En este libro de poemas quiero relatar mis vivencias de buscar a Dios, de querer saber, de que me hablaran de Él, que me contaran quién era, cómo era, dónde encontrarme con el divino Dios en medio de tantas preguntas. Empezó mi búsqueda de muy chica. Recuerdo a mi abuelo, que en un poema relata de Él, ya que era una persona creyente y me hablaba mucho de Dios y me supo aconsejar muy bien, pero ese tiempo ya había pasado y mi abuelo partió a la eternidad. ¿Quién entonces me guiaría humanamente a encontrarme con el Creador? Así comencé a buscarlo en las noches; rezaba y le pedía: Señor, quiero soñarte y que Tú me hables. Pasaron varias noches sin tener respuestas, hasta que en una vino la contestación al pedido: lo soñé a Jesús… soñé que yo entraba a un lugar relativamente pequeño, como si fuera una oficina. Para mi asombro había una mesita con un mantel blanco y sobre éste una hoja también blanca y escrita. Lo relacioné con un diario. Sobre el papel veía un vidrio grueso que abarcaba toda la mesita. Fijé los ojos en eso, cuando de repente vi reflejada la cara de Jesús, pero al revés, y comenzó a moverse. Con mucha emoción me llevé las manos al pecho y exclamé: ¡Jesús!, y cerré los ojos. Al abrirlos ya no estaba. Volví a cerrarlos y al abrirlos nuevamente giré la mirada sobre una planta de potus que colgaba de una maceta y ahí nuevamente vi al Señor, con túnica, la mirada hacia el cielo, y que se iba elevando muy despacito. Ahí desperté y mi pregunta: ¡No me hablaste! Todo en silencio. Pasó un tiempo y seguía mi búsqueda, hasta que hice amistad con una familia que asistía a una Iglesia Cristiana, y nuestra charla de encuentro fue respecto a querer saber y que me contaran de Dios. Y así fue que me invitaron varias veces y mi respuesta era: ¡Ya voy a ver!, hasta que un día se enfermó mi padre y Franca, que es el nombre de la guía que Dios había puesto en mi camino, me dijo si le permitía que oraran por mi padre. Yo accedí y la acompañé a la Iglesia. Lo que puedo decir de todo este relato es que nunca más me aparté del hermoso camino del Señor. El relato está en el poema "Un sueño", ya que yo era católica pero vivía confundida, y en el momento de entrada a la Iglesia Cristiana Evangélica se me abrieron los ojos y empecé a ver y oír lo que deseé por tanto tiempo, y el sueño se me hizo realidad. Hoy puedo decir -aunque mi padre descanse en el Señor, lo mismo que mi hermana Silvia, que también partió a la presencia del Señor-, que Dios es infinitamente grande y nos ha dejado paz. Las palabras que repetía Silvia no dejan en vacío su presencia, porque aunque ella sobrellevó durante casi siete años una enfermedad con quimioterapia y rayos que le aplicaban, su ánimo estuvo siempre con una sonrisa en la boca y siempre hablando de las maravillas del Señor, y ella se sostuvo con la palabra de Dios. Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece. Ésta es nuestra palabra: fortaleza en el Señor.
La interpretación que hago del sueño es que ése era el lugar donde iría yo a escuchar que me hablaran de Dios, y lo que para mí en el sueño era un diario, lo que realmente representaba era la Biblia, y el vidrio el cristal de la transparencia de la palabra de Dios.
Una reflexión para el camino perfecto: cuidado por donde buscamos la salida, tratando de encontrar la solución al problema que nos acosa en ese momento; un sólo segundo de equivoco puede ser la perdición para el resto de nuestra vida, porque así lo dice en su palabra el Señor: "Ancho es el camino que lleva a la perdición y angosto el camino que lleva a la salvación". ¿Qué camino vas a tomar? El ancho es el camino de lo que ofrece el mundo: el "libertinaje", porque se "usa" y está de "moda". Debes ponerte a pensar en las consecuencias que esto acarrea: deshonra, desconfianza, marginación y cuantas palabras más quieras ponerle a lo malo.
El camino angosto es el de salvación; ésta es la senda por la que Dios quiere que andemos. Somos su creación y Él nos ama con amor eterno; lo dice en su palabra. Pero para muchos es un costo muy alto, pero no de dinero sino de soltarse de las cosas del mundo y tomarse de las manos de Dios, que es orar, buscarlo cada día, darle gracias por todo, por lo que tenemos, por lo que Él nos da y aún por lo que nos falta, porque a su tiempo llegará lo que pedimos si no lo abandonamos y con paciencia lo esperamos. Amigo, hermano, Dios te ama y que esto que has leído y vas a leer sea de gran bendición para tu vida. Así lo fue para la mía en el momento en que hice mi entrega a Él cuando abrí mi corazón al dador de la vida, al Dios grande y poderoso, creador del Universo.

La autora

ISBN 978-987-1211-88-3

 

María Elena Barraza

María Elena Barraza nació en Junín el 19 de enero de 1951, y vivió rodeada del gran amor de sus padres, hermanos y abuelos durante su infancia, niñez y juventud.
Se casó con Abelardo, con quien tuvo dos hijos: Natalia y Ariel.
Es coiffeur, profesión que ejerce en la actualidad.
A partir del 29 de septiembre de 1991 adhirió a la Iglesia Evangélica Cristiana, congregándose en ella, y debido a ese importante paso en su vida surgieron espontáneamente los poemas que integran este libro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
     


 

 

 

 

 

A mi gente

Escribir, volcar en una hoja un simple pensamiento, y entregarse a ese cúmulo de ideas que vienen a mi mente.
Hace aproximadamente 20 años que comencé a escribir, para darle voz a sentimientos y acciones relacionadas generalmente al campo, a las costumbres, a hechos cotidianos de la vida, a los valores, y a los derechos de las personas.
Escribir, sacar desde adentro palabras, ordenarlas, darle forma, sentir que dicen, que alguien las comprende, teniendo la seguridad que brotan desde lo profundo de mi alma y me permiten desde mi sencillez expresar lo que siento y pienso. Como alguna vez lo escribí: "Yo sé que a veces sueño lo que escribo, y que otra veces escribo lo vivido".
Ojalá así lo sientan ustedes y puedan entenderlo, y que cada poeta encuentre a tiempo un espacio para plasmar sus versos.
Como siempre, agradezco a los lectores que me dan aliento para seguir, pues sin gente que los lea mis poemas no tienen valor.
   
   
Orlando Cesar Cascella.
 "El Pegujalero"

ISBN 978-987-1211-86-9

 

Orlando César Cascella "El Pegujalero"

Orlando César Cascella nació en Arribeños, partido de General Arenales, una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, el 19 de diciembre de 1942.
Desde pequeño vivió y realizó tareas en el campo. Su nombre " El Pegujalero " lo relaciona con su vida, ya que significa "un colono con pequeña extensión de campo y cría de animales".
Actualmente vive en Ferré, otra de las localidades del partido de General Arenales.
Está casado con Carmen Sinibaldi y tiene dos hijos: Yani Hernán y Sandra Mariela, quién le dio su primer nieto: Andrés.
Desde joven le gusto escribir. Ha escrito dos obras: "El  Pegujalero I "  y " El Pegujalero II " y ha realizado publicaciones de poesías y poemas en periódicos y revistas.
Ha escrito también algunas letras a las que cantores del acervo popular del distrito le han puesto música.

 


   
     

Mi legado

Braulio Sanz

A manera de prólogo, me permito dirigirme a usted brevemente para darle mis datos personales, a saber: nací en la localidad de Las Toscas, partido de Lincoln, el 31 de marzo de 1929, y fui anotado en la localidad de Facundo Quiroga, partido de 9 de Julio.
Desde muy joven me desempeñé en las tareas rurales. En ese entonces nació en mí una profunda vocación por el arte poético, especialmente en lo referido a temas gauchescos. Comencé a escribir, con varios años de interrupción de por medio, hasta la fecha. En el año 1957, junto con mi familia, me trasladé a la localidad de Roberts, en donde vivo actualmente.
Para terminar, agradezco a las autoridades municipales y principalmente a la Dirección de Cultura y a la Cooperativa Eléctrica de Roberts, ya que sin sus importantes apoyos me hubiera sido imposible editar este libro, que dejo en sus manos con el deseo de colaborar humildemente con el patrimonio cultural de nuestra región.
 
El autor

ISBN 978-987-1211-84-5

 

 

 

   
     

 

 

Las manos de Ana

“Las manos de Ana” es una invocación al origen cuando ya se ha transitado un camino lleno de encrucijadas, texturas y desniveles.
Amores, encuentros y desencuentros palpitan en estos poemas que recorren un largo camino que va desde las manos de Ana que recibió “el fulgor de aquella niña” hasta los últimos versos donde “se perfila otra raza, otra entereza”, cuando la autora elige exponerse “a las manos de Dios”, a su fragua ineludible.

ISBN 978-987-1211-89-0

 

Susana Díaz

“Fui recibida por las manos de Ana en Lomas de Zamora el 19 de junio del año  49. Mi madre, una joven maestra rural, se había cobijado allí, en casa de unas tías, para aguardar mi llegada como había hecho un año antes con mi hermano Carlos, y como lo haría 5 años después para esperar a Alicia, la menor de los tres.
Mi vida transcurrió siempre muy cerca de la naturaleza a la que aprendí a amar y a venerar y a cuyo contacto vuelvo sin cesar, una y otra vez.”
Una inquietud permanente frente a la incógnita de la existencia llevó a Susana B.Díaz al estudio de la Filosofía y a la práctica del Yoga así como a diversos caminos de espiritualidad. Y  la necesidad de un hacer expresivo la acercó a la Escuela de Bellas Artes Lola Mora, al Taller de Expresión Plástica de Eduardo Santarsiero y a Talleres Literarios, entre los que cabe mencionar el de Norberto Covarrubias y el de Claudio Del Yesso.
Fue y sigue siendo maestra de niños especiales y coordinadora de  diversas actividades de  Plástica, Creatividad y Arte Terapia.

 

 

   
     

Los cuentos de Mario y algo más…

La obtención del Primer Premio en Cuento en el Certamen JUNINPAIS 2007, me ha brindado la oportunidad de editar este nuevo libro en el cual se incluyen algunos de mis otros trabajos, además del cuento “Cantos de Delfines”, que fue el ganador del premio.  
Dentro de esos otros trabajos, y respetando en su extensión las pautas fijadas para esta edición, he incluido varios cuentos y, también algunos relatos reales y de ficción.
No me corresponde formular ningún juicio acerca de mis propias obras.
Los lectores comprenderán con seguridad las ansias del escritor por dar a conocer sus trabajos y el goce de compartirlos con ellos.
Esas ansias y ese goce, son los motivos que me han impulsado a aceptar la chance de publicar estos textos, con independencia de sus méritos literarios, pero seleccionándolos con una buena dosis de cariño.
Espero pues que la lectura de este libro que ahora sale a la luz sea capaz de provocar en cada lector, por lo menos una sonrisa, alguna reflexión, o la sencilla satisfacción de haber hallado algo agradable.
En el colmo de mi descaro, pero con mucho amor, me atrevo a dedicar esta pequeña obra a Inés, mi esposa, que no sólo ha tolerado mis pretensiones de escritor, sino que hasta me ha alentado a perseverar en la tarea.
Debo manifestar mi sincera gratitud hacia la gente de Ediciones de las Tres Lagunas, por la posibilidad que me han brindado con toda generosidad y por su empeño en lograr la edición de este libro. 

Mario Gelati

ISBN 978-987-1211-90-6

 

Mario Gelati

Mario Gelati nació en Nueve de Julio (Buenos Aires).
Graduado como Ingeniero Civil (1954, Universidad de Buenos Aires), desarrolló su carrera profesional en Agua y Energía Eléctrica, jubilándose en 1990.   
Comenzó su carrera docente universitaria en Santiago del Estero en 1972 y continúa como profesor titular de Obras Hidráulicas (Universidad Tecnológica Nacional, La Plata).   
Entre 1994 y 1998 asistió al Taller Literario de Eduardo Dayan (Caseros) continuando en otros talleres hasta ahora.  
Participa de las actividades de SADE Tres de Febrero.  
En 2005 presentó su libro “Los Breves de Mario”.  
Fue Finalista en Torneos Abuelos Bonaerenses en 2004 (Cuento) y 2007 (Relato costumbrista).   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     

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