Saco las hojas amarillas del geranio y saco
una sombra, una escritura.
El espacio brota, abrirá destinos.
Me dejo escribir y callo.
Me dejo escuchar.
Hurga la mano en la tierra porque es propio
del alma buscar un sacrificio oscuro, una sed
de raíces nuevas.
Generamos el trazo fino, la apertura que
dejamos en el ciego y en la controversia de su
resplandor.
De todos esos equívocos seguiremos
naciendo.

 

“Yo sé que si pudieras acariciarías mi cabeza de huérfana.”
Olga Orozco

                              en los atajos del polvo
                    en esta pampa de bordes afilados y perfumes
cifrabas la escritura del tiempo entre tus manos blancas
   como tanteando en el aire el rastro de un poema (la plegaria)
pero el códice simple de una flor la escarcha subiendo por la piedra
o el molinete distante y poderoso sometido a la estrategia del viento
-pegado a los viejos palomares- iban ciñendo los pasajes de la
ausencia que marcaba con mojones de sombra los lugares
dilectos las zonas de los mirlos las calandrias volteadas
al misterio/      porque entonces cuando cantabas
                    y ya nada vibraba en tu voz
venía del cielo aquella oscuridad que caía suavemente
                    como un ángel lleno de presagios
porque entre el ropaje blanco de los lirios
                    o el verdín rosado de las araucarias
mientras drenaba el agua en las compuertas del sueño
                    -allá en el pueblo disfrazado de Quijote-
ibas tramando la andanza de las flores
                    la locura invisible del polen brotando por tus manos
o la alquimia simple de ir remando contra las viejas polvaredas
del sur/
(la luz riesgosa de las amapolas suele conciliar con pastos
de naturaleza virgen ahora       y habrías de saberlo
si no sonara la bocina leve del Allá a que empuja su moción
de uvas sus       jugos otoñales de cansancio       papá)

pero la voz del tiempo es un espectro de cilicio en llamas
      cuando circula la hojarasca en la luna de tus ojos
como una luz perdida entre las dalias del último verano
                                                                                          papá

 

las palabras depositan sus voces en el mundo
con obsesiones sucumben en utopías
y la casa
se abre a la espera
de formas terribles y hermosas
en medio de la intemperie

ignoro qué métodos existen
para que perduren en silencios
para que el viento se despida
ebrio de dolor entre gruesas paredes
                      entre mapas que dibujan otro cielo
otros mares
otras lejanías
otra historia

la fragilidad es testigo
de las muertes y las resurrecciones